SILLAS DE ESCRITORIO

SILLAS DE ESCRITORIO

Desde hace unos 30 años, que con la llegada del computador  el ítem “silla de escritorio” ha sido un tema recurrente, antes en las oficinas y ahora en nuestras casas.

 El genio Charles Darwin inventó la primera silla de oficina. Corría la década de 1840, y Darwin cambió las patas de su silla por las de una cama, hechas de hierro y ruedas, para facilitar su movimiento cuando analizaba especies en su laboratorio, creando así la primera silla de oficina.

 Otro genio, Sigmund Freud, fabricó en Viena, otra silla de oficina, se la hizo a medida, para sentirse cómodo cuando escuchaba a sus pacientes en la consulta.

 En realidad, hasta bien entrado el siglo XX, las sillas de oficina  se hacían siempre según las necesidades de la empresa (estéticas o ergonómicas).  Se diferenciaban las sillas de los altos mandos a la de los empleados. Los asientos de los ejecutivos tenían una base más amplia y contaban ya con un mecanismo que permitía ajustar la reclinación del respaldo y regular la altura , sin embargo, más allá de la jerarquía todas las sillas eran de madera y algunas con asiento y respaldo tapizado. 

 Esto cambió cuando terminó la I Guerra Mundial, ya que surgieron nuevos materiales como el acero inoxidable o el aluminio que fueron empleados para fabricar sillas en serie.

 Producto de la pandemia nuestros rincones especiales de la casa han sido destinados al trabajo y a la vez al descanso. Una buena silla de trabajo, funcional, bonita y que respete la línea estética de la casa se ha vuelto fundamental.